Hase de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.
Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería.
Hay dos clases de revolucionarios; los unos desean la revolución y la libertad: son los menos; los otros quieren la revolución y el poder: son la inmensa mayoría.
Hay menos maneras de hacer el amor de lo que se dice, pero más de lo que se cree.
Hay que darle al niño malo, más amor y menos palo.
Hay que reírse por lo menos dos horas diarias, y si tienes bonitos dientes hay que reírse a todas horas.
Hay que trabajar menos.
Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
Hay un estado, que al menos en mi no es muy raro, en el que uno soporta igualmente mal la presencia o la ausencia de una persona amada; al menos en la presencia no encuentra el placer que, a juzgar por la intolerabilidad de la ausencia, debería esperar de ella.
Hay velas que lo alumbran todo, menos su propio candelabro.
Haz brotar sangre al menos de mi herida, que estoy cansada de morir apenas.
He aquí una cosa que cuanto más se necesita menos se estima: el consejo.
Hoy, la seguridad se entiende cada vez menos en términos militares, y mucho más como la ausencia de conflicto. Es de hecho un fenómeno que abarca el desarrollo económico, la justicia social, la protección del medio ambiente, la democratización, el desarme y el respeto a los derechos humanos.
Injusto es hacer mal al que menos veces te lo hizo.
La adversidad es como un fuerte viento que nos arranca todo menos las cosas que no pueden ser arrancadas. En ella nos vemos como realmente somos.
La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida.
La arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia.
La arquitectura es vida, o por lo menos es la vida misma tomando forma y por lo tanto es el documento más sincero de la vida tal como fue vivida siempre.
La belleza es poder; una sonrisa es su espada.
La belleza, cuanto menos vestida, mejor vestida está.
La buena suerte no es casual, es producto del trabajo; así la sonrisa de la fortuna tiene que ganarse a pulso.
La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan
La champaña de la vida, eso es la sonrisa de la persona que amamos.
La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.
La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.