Deberíamos tener cuidado en no hacerle a un compañero lo que solo intentábamos ayudarle a hacer.
Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
El aconsejar es un oficio tan común que lo usan muchos y lo saben hacer muy pocos.
El arte de un príncipe consiste en hacer el bien personalmente y el mal por segunda mano.
El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.
El dinero no puede hacer que seamos felices, pero es lo único que nos compensa de no serlo.