El regalo del mal hombre no trae consigo nada bueno.
El rico nunca está satisfecho.
El río se llena con arroyos pequeños.
El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
El ser humano es bueno cuando hace mejores a los otros.
El servil es tu enemigo, tu amigo debatirá contigo.
El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.
El tono afectuoso cautiva el oido.
El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, más luego se clarifica.
El universo no es más que una enorme ciudad, llena de seres, divinos y humanos que por naturaleza se aman unos a otros.
El vendedor de habas siempre dice que cuecen bien.
El victorioso tiene muchos amigos. El vencido, buenos amigos.
El viejo tiene la muerte ante sus ojos, el joven a su espalda.
El viento de la adversidad no sopla jamás sobre el reino de la sabiduría.
El zorro cree que todo el mundo come pollo como él.
Elogia el campo maduro, no el maíz verde.
En el país de las palmeras se alimenta el asno de dátiles.
En la paz se cuelga a los ladrones; en la guerra se les honra.
Entre camellos nadie se burla de las jorobas.
Entre hermanos, si la prueba se gana o se pierde, da lo mismo.
Es cierto que no te quiero tanto como cuando éramos novios, pero es que a mi nunca me han gustado las mujeres casadas
Es en lo más estrecho del desfiladero donde comienza el valle.
Es fácil compartir la papa cuando hay amor.
Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto.
Es más fácil hacer un agujero en el agua que obtener una moneda de un avaro.