Las palabras de oro van a menudo seguidas de actos de plomo.
Las palabras son como las abejas, tienen miel y aguijón.
Las palabras son enanos, los ejemplos son gigantes.
Las palabras son las hojas, los actos son los frutos.
Las pulseras de metal suenan si son dos.
Las únicas cuerdas que producen libertad son aquellas de las que surge música.
Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.
Lo más tierno en este mundo, domina y vence a lo más duro.
Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.
Lo que es obvio, no es necesario que sea explicado.
Lo que se dice en la mesa debe ser envuelto en el mantel.
Lo que se hace un día, es semilla de felicidad para el día siguiente.
Locura es dar consejos a un enemigo; pero más locura todavía es tomarlos de él.
Los árboles más viejos dan los frutos más dulces.
Los argumentos del más fuerte siempre tienen más peso.
Los defectos son muchos cuando el amor es poco.
Los grandes comedores puede que no tengan comida para comer, y el gran bebedor no qué beber: la riqueza tiene una chaqueta de muchos colores.
Los hijos del herrero no tienen miedo a las chispas.
Los hijos, cuando son pequeños, entontecen a sus padres; cuando son mayores, los enloquecen.
Los mejores pilotos están en tierra.
Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego.
Los ojos se fían de ellos mismos, las orejas se fían de los demás.
Los pájaros pueden olvidar la trampa, pero la trampa no olvida a los pájaros.
Los pequeños ladrones, desde la cárcel, ven pasar a los grandes ladrones en carroza.
Los perros que se pelean contra ellos, se unen contra los lobos.