Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo.
Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica.
Algo habrá de malo en la riqueza cuando a todo el mundo le da vergüenza confesar que la tiene.
Algunos escritores aumentan el número de lectores; otros sólo aumentan el número de libros.