Hay libros que son para el público y libros que hacen su propio público.
Hay velas que lo alumbran todo, menos su propio candelabro.
Juzgarnos o corregirnos supone aplicar la medida ajena al paño propio.
La acción es el fruto propio del conocimiento.
La cultura es un bien personal. Unicamente nos llega por el camino del cultivo propio.
La fortaleza de los hombres juiciosos no es más que el arte de encerrar el propio desasosiego dentro del corazón.
La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo.
La oxidación por falta de uso gasta mucho más las herramientas que el propio trabajo.
La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.
La vanidad es el amor propio al descubierto.
Las pasiones contienen una injusticia y un interés propio que hace que sea peligroso seguirlas, y que convenga desconfiar de ellas, incluso cuando parecen muy razonables.
Los hombres son dueños de su propio destino.
Nada es accidental en el universo -ésta es una de mis Leyes de Física- excepto el propio universo entero, que es Accidente Puro, divinidad pura.
Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio.
No creo que haya que lamentarse sobre el propio destino, pero a veces es muy duro.
No miente sólo el que habla contrariando su propio saber, sino sobre todo el que habla contrariando su propio no saber.
No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino.
Nuestro amor propio sufre con mayor impaciencia la condenación de nuestras aficiones que la de nuestras pasiones.
Obra de modo que merezcas a tu propio juicio y a juicio de los demás la eternidad, que te hagas insustituible, que no merezcas morir.
Para conocer la flor del ciruelo, tanto el propio corazón como la propia nariz.
Pídeles consejos a los viejos y a los jóvenes, pero sigue tu propio sentido común.
Por muchos descubrimientos que hayamos hecho en el país del amor propio, siempre quedarán muchas tierras desconocidas.
Propio es de todo hombre imbécil hacerse el astuto.
Reirse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada, lo es de estúpidos.
Se lo llevó todo y me dejó en la calle, fuera de mi propio corazón. Solo.