El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca impulsará a nadie al bien.
En el amor no existe el libre albedrío, nadie puede decidir de quién va a enamorarse.
En este mundo de información, de técnica, el pobre está marginado del circuito económico.
En lo que parecemos, todos tenemos un juez; en lo que somos, nadie nos juzga.
En los rostros de aquellos que conocimos de jóvenes reconocemos lo viejos que nos hemos vuelto.
Equilibra tus necesidades con tu riqueza y no serás pobre ni rico, sino simplemente afortunado.