Nadie sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta.
Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente, pero de lo que está mal uno siempre es consciente.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
Nadie se alabe, hasta que acabe.
Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.
Nadie se cree culpado si es él su mismo juez.
Nadie se da cuenta de que hay alguna gente que gasta excesiva energía simplemente para parecer normal.
Nadie se da la muerte en un exceso de razón.
Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.
Nadie se hace malvado de repente.
Nadie se hizo perverso súbitamente.
Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.
Nadie se queja de tener lo que no se merece.
Nadie tan aficionado a secretos como aquel que no hace intención de guardarlos.
Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.
Nadie tienda más la pierna que cuanto fuere de larga la sábana.
Nadie tiene dominio sobre el amor, pero el amor domina todas las cosas.
Nadie y todos somos la patria.
Ni tú ni yo ni nadie dejará nunca de ser por siempre.
Ningún ser humano nace con impulsos hostiles o violentos, nadie se vuelve hostil o violento sin tomarse el tiempo necesario para aprenderlo.
Ninguna sociedad puede prosperar y ser feliz si en ella la mayor parte de los miembros es pobre y desdichado.
No busco el concepto de nadie, sino el de mi propia conciencia, que al fin es con la que vivo en todos los instantes y no quiero que me remuerda.
No daré veneno a nadie aunque me lo pida, ni le sugeriré tal posibilidad.
No desprecies a nadie; un átomo hace sombra.
No es pobre el que poco tiene, pero sí lo es el que vive con gran avidez.