Ni la política ha de ser arte de escarceos, retazos y tráficos, ni es digno de confianza de su país el que mira más a parecer bien a sus adversarios -por sus seguridad y gloria de hombre hábil-que a intentar y realizar todas las mejoras que crea beneficiosas a su pueblo.
Ni pueblos ni hombres han de ser medrosos que lleguen a tener miedo de sí mismos. En buena hora que la política sea artística, y pocas ciencias requieren tanto arte y mesura y estudio y buen gusto como ella. Pero ha de ser sincera.
No desearlo todo para sí; quitarse algo de sí para que toquen a igual parte todos, es valor que parece heroico, a juzgar por el escaso número de los que dan prueba de él.
No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes en un hombre.
No hay más que una gloria cierta: y es la del alma que está contenta de sí.
No nos maltraten, y no se les maltratará. Respeten, y se les respetará. Al acero responde el acero, y la amistad a la amistad.
No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.
Nuestra patria es una, empieza en el río grande, y va a parar en los montes fangosos de la patagonia.
Para ir adelante de los demás, se necesita ver más que ellos.
Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos.
Para mí la patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber.
Para pedestal, no para sepulcro, se hizo la tierra, puesto que está tendida a nuestros pies.
Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos.
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer.
Patria es humanidad.
Pensar es prever.
Perdonar es vencer.
Política es eso: el arte de ir levantando hasta la justicia la humanidad injusta; de conciliar la fiera egoísta con el ángel generoso; de favorecer y de armonizar para el bien general, y con miras a la virtud, los intereses.
Por primera vez me parece buena una cadena para atar, dentro de un cerco mismo, a todos los pueblos de mi América.
Pues no tiene la capacidad de gobernar con justicia, y no debe gobernar el que no tiene la capacidad de convencer.
Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta.
Quien piensa en sí, no ama a la patria.
Quien se alimenta de ideas jóvenes, vive siempre joven.
Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender.
Se aborrece a los viles, y se ama, con las entrañas toda, a los hombres pudorosos y bravos.