Cuando se es joven, se crea. Cuando se es inteligente, se produce. No se adapta, se innova: la medianía copia; la originalidad se atreve.
Cuando se sirve bien a la patria, se tienen en todas partes muchos amigos viejos.
Culminan las montañas en pico y los pueblos en hombres.
De amar las glorias pasadas, se sacan fuerzas para adquirir las glorias nuevas.
De hombres de sacrificio necesita la libertad: no de hombres que deshonren o mermen o abandonen a los que están prontos al sacrificio, al sacrificio racional y útil, al sacrificio de los de hoy, para la ventura de los de mañana.
De la justicia no tienen nada que temer los pueblos, sino los que se resisten a ejercerla.
De una patria, como de una madre, nacen hombres.
Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario.
El deber de un hombre está allí donde es más útil.
El deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente.
El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro.
El dolor es la sal de la gloria.
El hombre sincero tiene derecho al error.
El honor es la dicha y la fuerza.
El lenguaje ha de ser matemático, geométrico, escultórico. La idea ha de encajar exactamente en la frase, tan exactamente que no pueda quitarse nada de la frase sin quitar eso mismo de la idea.
El mundo es fuerte y bello por los amigos.
El poder no es más que el respeto a todas las manifestaciones de la justicia.
El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo.
El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.
El silencio es el pudor de los grandes caracteres.
El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
En américa, la libertad es una vigorosa brotación.
En la justicia no cabe demora: y el que dilata su cumplimiento, la vuelve contra sí.