Las palmas son novias que esperan: y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas!.
Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben.
Nadie a la libertad tiene derecho, cuando no hace hábito y gala de respetar la libertad ajena.
Ni con lisonja, ni con la mentira, ni con el alboroto se ayuda verdaderamente a una obra justa.