La amistad es tan hermosa como el amor; es el amor mismo, desprovisto de las encantadoras volubilidades de la mujer.
No hay más goces reales en el mundo que el amor fiel de la casa, y la amistad en los pocos hombres buenos.
Amor es delicadeza, esperanza fina, merecimiento, y respeto.
El amor , administrado por la vigilancia, es el único modo seguro de felicidad y gobierno entre los hombres.
El amor crece, crece como los pinos, crece como las palmas. Y desde lo alto de él, se ve pequeño el mundo.
El amor llenará al cabo el pecho de los hombres.
La única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor.
La única ley de la autoridad es el amor.
Para todas las penas, la amistad es remedio seguro.
¡con el amor renace la esperanza!.
. . . El mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento.
. . . Es hora ya de que las fuerzas de construcción venzan en la colosal batalla humana a las fuerzas de la destrucción. La guerra, que era antes el primero de los recursos, es ya hoy el último de ellos: mañana será un crimen.
. . . Hacer de la política, no el arte de retener el gobierno, ni de dar a las naciones brillo pasajero, sino de estudiar sus necesidades reales, favorecer sus instintos, y tratar del aumento y amparo de sus haberes.
. . . Mis políticas son así, dejar la idea honrada al cuidado de la honradez de los hombres.
. . . Por ley de historia, un perdón puede ser un error, pero una venganza es siempre una infelicidad. La conciliación es la ventura de los pueblos.
. . . Todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria.
A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan.
Adivinar es un deber de los que pretenden dirigir.
Al poder se sube casi siempre de rodillas. Los que suben de pie son los que tienen derecho a él.
Amar no es más que el modo de crecer.
Ámese al hombre entusiasta y desinteresado.
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.
Buscamos la solidaridad no como un fin sino como un medio encaminado a lograr que nuestra América cumpla su misión universal.
Cesen los soberbios y cesará la necesidad de levantar a los humildes.
Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombre, sólo el cielo.