La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca
La amistad puede convertirse en amor. El amor en amistad. . . Nunca.
La amistad siempre es provechosa; el amor es el que a veces hiere.
Más fácil es encontrar un amor apasionado que una amistad perfecta.
No ames a quien no admires. El amor sin admiración sólo es amistad.
No es otra cosa la amistad que un sumo consentimiento en las cosas divinas y humanas con amor y benevolencia.
Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed
Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.
Si juzgamos el amor por la mayor parte de sus efectos, se parece más al odio que a la amistad.
Un día le dijo el amor a la amistad. ¿Por qué existes tú si ya existo yo?
En ocasiones pienso que el premio de quienes escribimos duerme, tímido y virginal, en el confuso corazón del lector más lejano.
A la república solo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir.
A los hombres fuertes les pasa lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso.
A los hombres se les puede dividir en dos categorías: los que hablan para decir algo, y los que dicen algo por hablar.
A siete años de un suceso, el suceso ya es otro.
A ti las quejas de mi mal profundo, hermosa sin ventura, yo te envío: mis versos son tu corazón y el mío.
A una madre se la quiere siempre con igual cariño y a cualquier edad se es niño cuando una madre se muere.
A veces, una tarde cualquiera, la dulzura se instala en las palabras.
Admitamos que la primera vez se ofende por ignorancia; pero creamos que la segunda suele ser por villanía.
Algunas palabras abren heridas. Otras abren caminos.
Algunas personas enfocan su vida de modo que viven con entremeses y guarniciones. El plato principal nunca lo conocen.
Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida, la estrofa que más vive, siempre es la mas vivida
Aunque el Vaticano sostenga que la castidad es el valor supremo, en cualquier caso, me parece la aberración sexual más grande.
Ayer pasó Dios por mi puerta y me miró a los ojos (nunca lo había visto de aquel modo inquisitivo). Hizo que repitiera el nombre que llevo entre los labios: era tu nombre, amor.
Ayúdate de la soledad y el silencio.