A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho.
A veces en la vida hay que saber luchar no sólo sin miedo, sino también sin esperanza.
A veces, unos puntos suspensivos a tiempo resultan más profundos que un verso archipensado.
Aguardar demasiado a un convidado es una falta de consideración para los que están presentes.