El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca impulsará a nadie al bien.
En literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay tan sólo temas bien o mal tratados.
Eran verdes como un mar, con reflejos de alto cielo. ¡Qué bien sabían mirar! unos ojos que recuerdo.
Es preciso que los hombres conozcan el mal para poder evitarlo y entregarse a la práctica del bien.