El mal que no me perjudica es como el bien que no me aprovecha.
El más feliz es aquel de quien el mundo habla lo menos posible, sea en bien o sea en mal.
El matrimonio y los hijos aportan más flexibilidad emocional y te permiten llevarte bien con la vida de otra gente.
El matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal.
El mayor bien que puede existir en un Estado es el de tener verdaderos filósofos.
El mundo de las ideas incide el mundo físico; piensa bien y harás lo correcto.
El mundo podría existir muy bien sin la literatura, e incluso mejor sin el hombre.
El mundo va muy bien. Otra mosca come el arroz.
El ojo ve bien a dios solamente a través de las lágrimas.
El optimismo es la locura de insistir en que todo está bien cuando somos desgraciados.
El péndulo de la mente alterna entre sentido y sinsentido, no entre el bien y el mal.
El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma.
El poder de Dios reside en todos nosotros (sus hijos). Utilízalo bien y se te abrirán muchas puertas.
El poder es bien tenido cuando es el poderoso mas amado que temido.
El primer bien de las naciones reside en su independencia y en su existencia política.
El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cuán hondo sea el abismo.
El que ha comenzado bien, está a la mitad de la obra.
El que me hace mas bien de lo que suele, o engañado me ha o engañarme quiere.
El que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.
El que no tiene mujer, cada día la mata; mas quien la tiene, bien la guarda.
El que reclama igualdad de oportunidades acaba exigiendo que se penalice al bien dotado.
El que se ocupa demasiado en hacer el bien no tiene tiempo de ser bueno.
El secreto de la dicha reside más bien en darla que en esperarla.
El sexo sólo es sucio si se hace bien.
El tiempo ha llegado a ser para mí el bien supremo. Cuando veo a los hombres pasearse, vagar o malgastar el tiempo en discusiones vanas, me dan deseos de ir a una esquina a tender la mano como un mendigo: Dadme una limosna, buenas personas; dadme un poco del tiempo que perdéis, una hora, dos horas, lo que queráis.