No inclines nunca la cabeza, tenla siempre erguida. Mira al mundo directamente a la cara.
No podemos temer nunca cuando tenemos una madre poderosa y amante que vela por nosotros.
No puedes hacer un acto amable demasiado pronto, porque nunca sabes cuándo será demasiado tarde.
Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.