Cuando la felicidad nos sale al paso nunca lleva el hábito con que nosotros pensábamos encontrarla.
Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras.
Cuando los pacíficos pierden toda esperanza, los violentos encuentran motivo para disparar.
Cuando pensamos que el día de mañana nunca llegará, ya se ha convertido en el ayer.
Cuando se presenta a la cultura científica, el espíritu no es nunca joven. Es incluso muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios.
Cuando tenemos los grandes tesoros delante de nosotros, nunca los reconocemos.
Cuando uno pierde la esperanza se vuelve reaccionario.
Cuando uno se halla habituado a una dulce monotonía, ya nunca, ni por una sola vez, apetece ningún género de distracciones, con el fin de no llegar a descubrir que se aburre todos los días.
Cuánta belleza en el arte, con tal de poder retener lo que se ha visto. No se está nunca entonces sin trabajo ni verdaderametne solitario, jamás solo.
Cuatro cosas hay que nunca vuelven más: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
Cumple con la gratitud del peregrino, no olvidar nunca la fuente que apagó su sed, la palmera que le brindó frescor y sombra, y el dulce oasis donde vio abrirse un horizonte a su esperanza.
De la celebración dominical surgen los motivos de alegría y esperanza, que dan nuevo sabor a la vida de cada día y constituyen un antídoto vital contra la posible tentación del aburrimiento, la falta de sentido y la desesperación.
De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.
De mujer que es madre, nadie nunca mal hable.
De veras, nunca estoy solo. Tan solo estoy triste cuando tus ojos huyen del sitio en que debimos encontrarnos por la tarde.
Debido a que la música cambia constantemente, su estudio no termina nunca. El arte de ayer es lo comercial de hoy, y la vanguardia de hoy es el lugar común de mañana.
Dime que no me conformarás nunca, ni me darás la felicidad de la resignación, sino la felicidad que duele de los elegidos, los que pueden abarcar el mar y el cielo con sus ojos y llevar el Universo dentro de sus cuerpos.
Dios da, nunca vende.
Dios ha hecho el mundo redondo para que nunca podamos ver demasiado lejos el camino.
Dios mío, casi no he creído nunca en tí, pero siempre te he amado.
Dios no habría alcanzado nunca al gran público sin ayuda del diablo.
Donde el camino me llevó siempre una lumbre daba abrigo pero yo nunca conocí qué es una patria y un hogar.
Donde no hay esperanza no puede haber esfuerzo.
Dos cojos nunca se miran con buenos ojos; y dos vizcos, con más motivo.
El alma noble nunca muere, más allá de su eternidad brillarán sus huellas.