Acepto todo lo que hubo. Nunca busqué mejor suerte. ¡Acaso hay algo mejor que haber amado!.
Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión.
Aguardar demasiado a un convidado es una falta de consideración para los que están presentes.
Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera, o viña en carretera, nunca le falta guerra.
Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos.
Ama y aprecia a la mujer y no abuses nunca de su debilidad, sería una infamia y una cobardía.
Ambos se dañan a sí mismos: el que promete demasiado y el que espera demasiado.