Al querer la libertad descubrimos que ella depende enteramente de la libertad de los demás.
Algunos dicen que el trabajo duro no ha matado a nadie, pero yo me digo ¿Por qué arriesgarse?
Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
Antes de darle a un político las llaves a la ciudad, puede que sea mejor cambiar las cerraduras.
Antes de postrarte en oración, lanza de ti cuando puede embarazar el vuelo de tu espíritu.