De la sana educación de la juventud, depende la felicidad de las naciones.
El cuarenta por ciento de la felicidad depende de los genes.
La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos positivos.
La felicidad del ser humano depende de su buena voluntad básicamente.
La felicidad depende, como muestra la naturaleza, menos de las cosas exteriores y más de las interiores.
La felicidad en el matrimonio depende enteramente de la suerte.
La felicidad es algo que depende no de la posición, sino de la disposición.
La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
Si tu felicidad depende de lo que hagan los demás, supongo que estarás en aprietos.
. . . . Cuando la ignorancia es felicidad, es una locura ser sabio.
Actualmente, el destino del mundo depende, en primer lugar, de los estadistas y, en segundo lugar, de los intérpretes.
Ahora que ya estábamos seguros de que el dinero no da la felicidad, descubrimos que la macroeconomía sí.
Al afecto se debe el noventa por ciento de toda felicidad sólida y duradera.
Al querer la libertad descubrimos que ella depende enteramente de la libertad de los demás.
Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.
Amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega y nuestra desgracia sin ser llamados.
Aprende a valorarte, lo que significa luchar por tu felicidad.
Aquella se puede llamar felicidad, que con nuestros deseos se mide.
Así como la desgracia hace discurrir más, la felicidad quita todo deseo de análisis; por eso es doblemente deseable.
Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su sentido si no estuviera balanceada con la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad.
Aunque sea justificada, la felicidad es un privilegio.
Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.
Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.
Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz.