El peor enemigo de la revolución es el burgués que muchos revolucionarios llevan adentro.
"Sé al menos mi enemigo": así habla el verdadero respeto que no se atreve a implorar amistad.
A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.