Ahora cuesta más entretener a un niño, que lo que alguna vez costó educar a sus padres.
De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.
Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía.
Educar es crecer, así somos capaces de ver a todos por igual y ser llenos de entendimiento.
Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros.
En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él.