Hay que estudiar mucho para saber poco.
Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama.
Hay que inventarse un sueño para que el infinito no nos haga llorar.
Hay que manifestar los sueños para que puedan comenzar a realizarse.
Hay que perder la mitad del tiempo, para poder emplear la otra mitad.
Hay que saber sacrificar la barba para salvar la cabeza.
Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.
Hay que ser un artista para entender a otro. Los críticos de arte no se parecen mucho a los grandes pintores.
Hay que tener mucha personalidad y un entorno en donde uno se pueda sentir arropado para no dejarse llevar por la corriente de la moda.
Hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos.
Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.
Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.
Hay quien tiene cabeza pero no tiene gorra para ponerse, y hay quien tiene gorra pero no tiene cabeza.
Hay quienes requieren un poema para saberse amados. Nosotros ya nos sabíamos amados y, sin embargo, allí estaba el poema.
Hay tanta gente que escribe para lucirse. . . Yo empecé así y fracasé hasta el día en que olvidé esas pretensiones.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera.
Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza.
Hay un método secreto para volver del casino con una pequeña fortuna: ir con una gran fortuna.
Hay un momento para dejarlo todo.
Hay un nuevo entendimiento universal de que las fuerzas de mercado son esenciales para el desarrollo sostenible.
Hay un remedio para las culpas, reconocerlas.
Hay un tamaño físico para cada idea.
Hay un tiempo para ir de pesca y otro para secar las redes.
Hay una gran iglesia para amar, y sólo existo para adorar entre columnas de besos un cuerpo que no es humo.
Haz de tu alma un diamante, a cada golpe una faceta más, para que un día sea toda luminosa.