El ajedrez constituye un medio eficaz para la educación y formación del intelecto del hombre.
El ajedrez procura una suerte de inteligencia que sirve únicamente para jugar al ajedrez.
El arte es como un naranjo, que precisa un suelo y un clima adecuado para florecer y dar fruto.
El artista debe estar siempre con aquellos que padecen la historia, no con los que la hacen.
El artista desempeña una función muy precisa en este mundo: clarificar las cosas.