Vosotros miráis hacia arriba cuando ansias elevaros; yo miro hacia abajo, pues estoy elevado.
Y no hables más muchacha, corazón de tiza. Cuando todo duerma, te robaré un color.
Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
Yo no sé desde dónde, hacia dónde, ni cuándo regresarás... sé sólo que te estaré esperando
¡Cuando voy a ti, quisiera ser viento para arrebatarte más allá del cielo!.
¿Beso? Un truco encantadro para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas.