A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
A veces en la vida hay que saber luchar no sólo sin miedo, sino también sin esperanza.
Cómo llevar a las palabras la sensación, el roce de tu mano por vez primera entre la mía.
Cuando los pacíficos pierden toda esperanza, los violentos encuentran motivo para disparar.