Siempre vives, alma mía, en mis recuerdos de amor, como el perfume en la flor.
Siempre, amor... (¡Y estas dos palabras naúfragas, entre alma y piel clavadas contra el viento!).
Sin duda es mejor un amor prudente; pero es preferible amar locamente a carecer de todo amor.
También es mi primera vez, siente como tiemblo, ya ves tuve sexo mil veces pero nunca hice el amor.
Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras.
Te curaste con olvido y yo he seguido queriéndote con mi equívoco amor, firme en mi error.