Te supe a media voz con un deseo mágico rozándonos tobillos los secretos más profundos del pecado.
Ten paciencia corazón, que es mejor, a lo que veo deseo sin posesión que posesión sin deseo.
Todo deseo tiene un objeto y éste es siempre oscuro. No hay deseos inocentes.
Un vestido carece totalmente de sentido, salvo el de inspirar a los hombres el deseo de quitártelo.
¡Oh que aprisa piensa un vehemente deseo que no hay más que lo que piensa!