Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.
Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.
Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo.
Mis críticas son ligeras y sin hiel, porque no la hay en mi corazón, y la detesto en literatura.
Muchas maravillas hay en el Universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno.
Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos.
Nada hay como un suspiro intercalado y entre suspiro y suspiro la melodía ininterrumpida.