Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.
Por cada persona que quiere enseñar, hay, aproximadamente, treinta personas que no quieren aprender.
Por conservar la libertad, la muerte, que es el último de los males, no debe temerse.
Por ninguna parte veo un dios de la vida, veo sólo ciegos que adornan sus crímenes con dios.