Los celos no son corrientemente más que una inquieta tiranía aplicada a los asuntos del amor.
Los hombres son fantasiosos siempre quieren lo que está prohibido: la libertad, por ejemplo.
Los niños son como Dios, llenos de ternura, paz y con el lenguaje universal del Amor.
Los platónicos olvidan excesivamente que el amor es una física antes de ser un ensueño.