No es filósofo quien teniendo una filosofía en la cabeza no la tiene además en el corazón.
No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.
No necesito dinero. Sólo la gente que paga sus facturas lo necesita, y yo jamás pago las mías.
No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida.
No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento.