El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.
El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para que se vive.
Es dífícil saber en qué momento exacto comienza el amor; menos díficil es saber que ha comenzado.
Es fácil ser heroico y generoso en un momento determinado, lo que cuesta es ser fiel y constante.
Es mil veces más fácil no decir lo que pensamos en un momento de ira, que disculparnos después.