La mentira es un triste sustituto de la verdad, pero es el único que se ha descubierto hasta ahora.
La miseria seca el alma y los ojos además.
La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.
La mitad del mundo tiene algo que decir, pero no puede; la otra mitad no tiene nada que decir, pero no calla.
La muerte como final de tiempo que se vive sólo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado a vivir.
La muerte es algo tan tremendamente airado, que sólo la desnudez, la elemental desnudez, puede escindirla del ridículo.
La muerte puede consistir en ir perdiendo la costumbre de vivir.
La muerte sólo será triste para los que no han pensado en ella.
La mujer puede tanto que hace pecar a un santo.
La música es una de las cosas que puede salvar al mundo, porque un hombre que busca y encuentra y se solaza horas y días y años y años luz, a través de generaciones, con la belleza, ¿qué otra cosa puede querer que un mundo mejor?.
La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido.
La nariz de una multitud es su imaginación. Por ella, en cualquier momento, puede guiársela serenamente.
La noche es más triste que el día.
La nostalgia de mi pago me pone triste el acento. Viene de allá, campo afuera, y se me va pecho adentro.
La obra no puede ser mejor que el artista.
La originalidad no puede ser nunca un propósito.
La oscuridad no puede deshacer la oscuridad; únicamente la luz puede hacerlo. El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo.
La palabra verdad no se puede usar fuera de la ciencia sin abusar del lenguaje.
La pasión es el sexo del alma.
La paz viene como necesaria consecuencia del trabajo: pero el trabajo no se alimenta cuando no puede tener la esperanza de realizar y mejorar sus productos.
La pena uno puede soportarla solo, mas para estar alegre se necesitan dos.
La perfección es terrible, ella no puede tener niños.
La persona que puede llevar el espíritu de la risa a una habitación es bendecida.
La persona sádica es tan dependiente de la sumisa como ésta de aquélla: ninguna de las dos puede vivir sin la otra. La diferencia sólo radica en que la persona sádica domina, explota, lastima y humilla, y la masoquista es dominada, explotada, lastimada y humillada.
La pluma es la lengua del alma.