Las sociedades deben juzgarse por su capacidad para hacer que la gente sea feliz.
Las tonterías dejan de serlo cuando son realizadas de forma atrevida por gente con sensibilidad.
Lo absurdo de una cosa no prueba nada contra su existencia, es, más bien, condición de ella.
Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma.
Lo que un hombre piensa de sí mismo, esto es lo que determina, o más bien indica, su destino.