-Las buenas cosas ocurren todos los días. Solo nos tenemos que dar cuenta de ellas.
En lo que parecemos, todos tenemos un juez; en lo que somos, nadie nos juzga.
Las buenas cosas ocurren todos los días. Solo nos tenemos que dar cuenta de ellas.
Todos los momentos de placer se hallan contrapesados por un grado igual de dolor o de tristeza.
Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público.