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Se han encontrado 65 pensamientos de poemas-de-desamor






El hambre suele producir poemas inmortales. La abundancia, únicamente indigestiones y torpezas.

Hipolito Taine



Enséñame a comer en otras manos, a no escribir poemas con tu huella, a apagar toda luz que tú encendiste, a separar el ruido de tu nombre de las cosas soñadas, de las cosas queridas.

Jenniley Bonilla



No se puede ser artista si no se ha perdido algo, los poemas de amor satisfecho aparecen como una compadrada de mercaderes afortunados..

Alejandro Dolina



Puedo entregarme a ella en sus sueños, murmurándole sus propios poemas al oído mientras duerme a mi lado.

Yosano Akiko



Toda mi casa esta regada por mis poemas. Me aparecen en la cocina, en el estudio, en el dormitorio. Están extendidos a lo largo de mi desorden, esparciendo su dulzura por las horas tequiosas de la barrida y de la arreglada de los cuartos, dándome ese mensaje de que si hay algo vivo en mi, de que mi vitalidad esta impregnada en esos papeles donde he dejado el recuerdo de estos momentos intensos en que yo dejo de ser yo y me convierto en un poema.

Gioconda Belli



Trato de aplicar colores como palabras que forman poemas, como notas que forman música.

Joan Miro



Cuando el día está bonito, sí, bonito y no importa si el gobierno entero se va al carajo.

Ana Cecilia Blu



Cuando el esqueleto se despierta sin quejas y en la terraza el sol entiende la piel de la vejez.

Ana Cecilia Blu



Cuando el menú del día está sabroso, la pensión llega a tiempo, completa, y la casa no insiste en caerse a pedazos.

Ana Cecilia Blu



Cuando la memoria recuerda solamente lo bueno, lo bueno; los hijos vienen de visita, los nietos cuelgan de la alegría, abren la nevera y se comen hasta la soledad.

Ana Cecilia Blu



Cuando uno reposa contento, encantado en las tintas de un buen libro, o en los andamios de una gran película, y entonces no hay apuro para encontrarse con Dios.

Ana Cecilia Blu



Esa mañana cuando la luz se metía entre las bancas a través de los álamos en el parquecito de Santa Fe frente a la Basílica de San Francisco, el jubilado me dijo que a veces uno no desea morir -sólo a veces-.

Ana Cecilia Blu



Eso, me dijo el jubilado, en el parquecito de Santa Fe frente a la Basílica de San Francisco, que a veces uno no desea morir -sólo a veces-.

Ana Cecilia Blu