Hace falta una mente muy poco corriente para acometer el análisis de lo obvio.
Hay gente que cree que el único equipo que se necesita para discutir de religión, es una boca.
Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.
Hay mujeres que quieren tanto a sus maridos que, para no usarlos, toman el de sus amigas.