El gato y el ratón nunca son de la misma opinión.
El hombre mejor no es nunca el que fue menos niño, sino al revés: el que al pisar los treinta años encuentra acumulado en su corazón el más espléndido tesoro de la infancia.
El hombre nunca ha encontrado una definición para la palabra libertad.
El hombre nunca mira al cielo porque siempre lo tiene a la vista.
El hombre puede creer en lo imposible, pero no creerá nunca en lo improbable.
El hombre puede expulsar a la compasión de su corazón, pero Dios nunca lo hará.
El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.
El lobo y la oveja, nunca hacen pareja.
El mal que me ha sucedido yo nunca lo lamenté, pero tampoco lo olvido pues dio sentido a mi bien.
El matrimonio es tratar de solucionar entre dos, problemas que nunca hubieran surgido al estar solos.
El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana.
El miedo ante la unión, ante el fluir hacia la otra parte. Entonces ya no estoy nunca más solo.
El noble no expresa nunca su parecer sobre las cosas que no comprende. Busca la máxima precisión en sus palabras; esto es lo más importante.
El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado.
El pasado te podrá servir como trampolín, nunca como sofá.
El peor de los arrepentimientos es el de aquello que nunca hiciste.
El pesimismo es un juego seguro. Así no puedes perder nunca, solo puedes ganar. Es el único punto de vista desde el que nunca te sentirás decepcionado.
El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos.
El poder nunca es estable cuando es ilimitado.
El primer castigo del culpable es que su conciencia lo juzga y no lo absuelve nunca.
El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.
El pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca.
El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta.
El que habla en exceso y sin cordura raras veces pone en práctica lo que dice. El hombre noble nunca teme que sus palabras superen a sus obras.
El que no cree en la magia nunca la encontrará.