No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura.
No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad.
No dejes lo ganado por lo que está por ganar.
No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
No dejes que el mal te confunda y creas que puedes tener secretos para él.
No dejes que la gente te falte el respeto. Rodeate de gente positiva.
No dejes que la negatividad del mundo te desmotive. En lugar de ello, date a ti mismo lo que te motiva.
No dejes que los miedos en tu mente te presionen. Deja que sean los sueños en tu corazón los que te guíen.
No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo.
No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores.
No dejes que tu ego se acerque demasiado a tu posición, por si tu posición se derriba, no vaya el ego con ella.
No hay presente: todos los caminos son recuerdos o preguntas.
No son recuerdos, que es vida, y verdadero el diálogo que contigo tengo, madre, cuando aquí nos encontramos.
No te dejes abatir ni acobardar aunque experimentes la soledad, el desamparo, el temor, la tristeza, el aburrimiento. . . Convéncete: tu vida está en las mejores manos, las de dios.
No te dejes contagiar, no des ninguna opinión como tuya antes de ver si se adecúa a ti, mejor opina tú mismo .
Nunca dejes que desaparezcan las fantasías, las vacaciones nunca son en el hogar.
Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.
Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.
Ser río que corre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdos ni rastro ninguno, es triste, y más triste para el que se siente nube en lo elevado, río en lo profundo.
Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero, si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.
Siempre vives, alma mía, en mis recuerdos de amor, como el perfume en la flor.
Sólo los sueños y los recuerdos son verdaderos, ante la falsedad engañosa de lo que llamamos el presente y la realidad.
Tengo yo la entrada de tus recuerdos, quietos, encerrados en mis caricias: forma de tu vida.
Una cosa te pido, y es que no te dejes llevar por excesivos consejos. Es mejor que elijas un consejero que te aconseje sinceramente, y seguirlo. Cosa peligrosa es acompañar a muchos.
Vivir consiste en construir futuros recuerdos.