Lo que no sé, tampoco creo saberlo.
Lo que no tenemos lo encontramos en un amigo. Creo en este obsequio y lo cultivo desde la infancia. No soy en ello diferente a la mayor parte de los seres humanos. La amistades la gran liga inicial entre el hogar y el mundo. El hogar, feliz o infeliz, es el aula de nuestra sabiduría original pero la amistad es su prueba.
Me gusta estar con vos, me está gustando es más, creo que sin vos se angosta el espacio y falta aire en rincones íntimos.
Mi pesimismo no es sino una variedad del optimismo.
Ningún dios ha sido más adelantado que la época que lo creó.
No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo necesito y además soy buena persona.
No creo en la casualidad ni en la necesidad; mi voluntad es el destino.
No creo en la llamada de la sangre. La sangre no hace hermanos ni hijos. Conozco hermanos de sangre y padres e hijos que no se hablan o no se respetan.
No creo en la muerte, porque uno no está presente para saber que en efecto ha ocurrido.
No creo en los Beatles; no creo en Elvis; no creo en mantra; no creo en Zimmermann; no creo en la biblia; no creo en Jesús: sólo creo en mi, en Yoko y en mí
No creo en tomar la decisión correcta, tomo una decisión y la hago correcta.
No creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior.
No creo que al poeta, como tal, se le pueda exigir ninguna clase de compromiso, si no es el de su autenticidad.
No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices, quiere que seamos capaces de amar y de ser amados, quiere que maduremos, y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama nos concedió el don de sufrir; o por decirlo de otro modo: el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos; porque somos como bloques de piedra, a partir de los cuales el escultor poco a poco va formando la figura de un hombre, los golpes de su cincel que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos.
No creo que esté aquí de más. Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo.
No creo que exista noción de Dios, no creo que exista nada sobrenatural. Decir que alguien es ateo es de por sí religioso, y yo no creo que nadie sepa a qué se lo está contraponiendo. No es que yo no crea en Dios, es que no sé qué es Dios, y el que cree tampoco lo sabe.
No creo que existan reglas sobre los asuntos del amor y la cantidad de compasión que conllevan.
No creo que haya que lamentarse sobre el propio destino, pero a veces es muy duro.
No creo que la amistad entre el hombre y el perro fuera duradera si la carne del perro fuera comestible.
No creo que los amigos sean necesariamente la gente que más te gusta, son meramente la gente que estuvo allí primero.
No me arredran las lanzas, la mentira me asquea, lucho hasta la locura por las cosas que creo. Acepto, soy ingenua.
No olvides nunca formular tu deseo. Creo que no se cumplen, pero hay deseos a largo plazo que duran toda la vida, de modo que no podía esperarse su cumplimiento.
No soporto al artista cuya principal motivación sea la provocación. Creo que los grandes provocadores lo son sin proponérselo.
No tengo fe e la perfectibilidad humana. Creo que el esfuerzo humano no va a tener un efecto apreciable sobre la humanidad. El hombre es ahora más activo, no más feliz, ni más sabio, que lo que lo era 6000 años atrás.
Nunca creí que pudiéramos transformar el mundo, pero creo que todos los días se pueden transformar las cosas.