El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.
El derecho y el deber son como las palmeras: no dan frutos si no crecen uno al lado del otro.
El escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.
El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.