Todos los hombres se parecen por sus palabras; solamente las obras evidencian que no son iguales.
Un periódico consta siempre del mismo número de palabras, haya noticias o no las haya.
Una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos.
Uno siente que ciertas palabras son terribles para todos los demás, salvo para nosotros mismos.
Y de nuevo voy cogiendo brazados de palabras entre la hierba fresca y bajo el cielo.
¿Beso? Un truco encantadro para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas.