No podría definirme como ateo, porque declararme ateo correspone a una certidumbre que no poseo.
Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas, las manos se demoran, vuelven, también contemplan.
Podeís expulsar por la puerta a los prejuicios; estos volverán a entrar por la ventana.
Que cada hombre construya su propia catedral. ¿Para qué vivir de obras de arte ajenas y antiguas?
Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído.