El verdadero buscador crece y aprende, y descubre que siempre es el principal responsable de lo que sucede.
En el orden intelectual soy un hombre desgarrado hasta el escándalo por sucesivas y contrarias lealtades.
En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida.
En mi época no había best sellers y no podíamos prostituirnos. No había quien comprara nuestra prostitución.
En mi país se pasan quince minutos diciendo que no hace falta presentarme y diciendo que van a ser breves en la presentación; y así pueden estar una hora sin haberme presentado.
Entre las combas y las sombras de tu hermosura no me pierdo, y tu nombre claro proyecta luz muy personal sobre tu cuerpo, que está en mi amor y fuera de su mágico radio secreto.
Es supersticiosa y vana la costumbre de buscar sentido en los libros, equiparable a buscarlo en los sueños o en las líneas caóticas de las manos.
España es una tierra donde hay pocas cosas, pero donde cada una parece estar de un modo sustantivo y eterno.
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Este volver a empezar cada jornada sin ti, esta sensación de mar que navego y ya perdí...
Estoy solo y no hay nadie en el espejo.
Evidentemente debo muy poco a los esquimales o al congo; pero, en realidad, hago cuanto puedo para ser digno de la universidad del mundo.
Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real.
Gentes que me son extrañas: esas que me creen solo sin ver que tú me acompañas.
Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman.
Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón.
Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo.
Hay dulzura infantil en la mañana quieta.
Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.
Hay tanta plenitud en esta hora, tranquila entre las palmas de algún hado, que el curso del instante se demora lentísimo, cortés, enamorado.
He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz.
He firmado tantos ejemplares de mis libros que el día que me muera va a tener un gran valor uno que no lleve mi firma.
He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.
Hemingway, que fue medio compadre, terminó matándose porque se dio cuenta de que no era un gran escritor. Esto lo salva, en parte.
Hoy no me alegran los almendros del huerto. Son tu recuerdo