Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio, creado por mi orgullo.
Quien crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado no es sólo infeliz, sino que apenas es capaz de vivir.
Quien piensa a lo grande tiene que equivocarse a lo grande.
Quien piensa en sí, no ama a la patria.
Quien piensa poco, se equivoca mucho.
Quien poco piensa, mucho yerra.
Rara vez se equivoca quien piensa de las mujeres lo peor que puede.
Quien no ha sido besado en una de esas lluviosas tardes parisinas, nunca ha sido besado.
Quien puede decir cuanto ama, pequeño amor siente.
...porque soy quien se va pero regresa para morder tu mano, mientras besa, porque soy el que otorga. Y el mendigo.
A cada rato uno naufraga en lagunas educacionales. Cuando hay que detener un taxi uno piensa por qué diablos no enseñan a silbar desde el primer grado. O a desengrasar ollas, salir de un ascensor atascado, cambiar un caucho o llenar un formulario.
A cualquier mujer le gustaría ser fiel. Lo difícil es hallar el hombre a quien serle fiel.
A las mujeres les gusta sobre todo salvar a quien las pierde.
A perro viejo, no hay quien le enseñe trucos nuevos.
A pobre viene quien gasta más de lo que tiene.
A quien al cabo le resultó imposible vivir en este mundo...
A quien amasa y cuece, muchas cosas le acontecen.
A quien amigos tiene por millones ninguno sobrará; el que tan sólo un enemigo cuenta por doquier lo encontrará.
A quien aspira a reinar cada hermano es un estorbo.
A quien dices el secreto das tu libertad.
A quien Dios no le dio hijos, el diablo le dio sobrinos.
A quien Dios se la diere, San Pedro se la bendiga.
A quien enferma para morir, ningún remedio puede servir.
A quien feo ama, hermoso le parece.
A quien le dan el pie, se toma la mano.