Al hacer una profunda reverencia a alguien, siempre se vuelve la espalda a algún otro.
Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo.
Al poder se sube casi siempre de rodillas. Los que suben de pie son los que tienen derecho a él.
Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica.
Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma.
Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida, la estrofa que más vive, siempre es la mas vivida
Amamos siempre a los que nos admiran, pero no siempre a los que admiramos.