No existe un solo modelo de democracia, o de los derechos humanos, o de la expresión cultural para todo el mundo. Pero para todo el mundo, tiene que haber democracia, derechos humanos y una libre expresión cultural.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.
No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.
No hay beso que no sea principio de despedida; incluso el de llegada.
No hay buen viento para quien no tiene puerto.
No hay camino para la paz, la paz es el camino.
No hay caminos para la paz; la paz es el camino.
No hay color para el Luto.
No hay como el orden para enseñar a ganar tiempo.
No hay cura para el nacimiento ni la muerte, sólo disfrutar el interválo.
No hay forma mas facil para engañar a un tonto que es diciendole que no lo es.
No hay grandeza para quien quiere engrandecerse.
No hay héroe en la soledad; los actos sublimes están determinados siempre por el entusiasmo de muchos.
No hay jubilación para un artista; el arte es una forma de vida y como tal no tiene fin.
No hay ley sin agujero para quien sabe encontrarlo.
No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.
No hay mayor causa para llorar que no poder llorar.
No hay mayor peso para un ser humano que un gran potencial.
No hay medicina para el miedo.
No hay nada ilimitado que interesa tanto al hombre como la sensacíon de un beso; siempre con la sensación de estar al borde del abismo.
No hay nada más raro en el mundo que una persona a la que siempre podamos tolerar.
No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a que puerto se dirige.
No hay ninguna razón para que a un mismo hombre le guste los mismos libros a los 18 que a los 48 años.