El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.
El primer mérito de un cuadro es ser una fiesta para la vista.
El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
El progreso consiste en navegar siempre en contra de la corriente, que es la rutina.
El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal y como siempre las ha hecho.
El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día.
El que juega con fuego siempre sale quemado.
El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
El que no cree en si mismo miente siempre.
El que no puede sobrellevar lo malo no vive para ver lo bueno.
El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
El que no tiene opinión propia siempre contradice la de los demás.
El que ostenta el poder es siempre impopular.
El que quiere estudiar amor se queda siempre en alumno.
El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.
El que respira, dice: tengo todavía todo por respirar. El infeliz, dice: tengo todavía lugar para las desdichas de los otros. El que ha muerto, nos dice: no conozco nada todavía, no puedo estar muerto.
El que rompe algo para saber lo que es ha perdido el camino de la sabiduría.
El que sabe desdeñar su vida, sabrá siempre honrarla.
El que siempre busca grandezas, alguna vez la encuentra.
El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.
El que tiene un porqué para vivir sabe soportar el cómo.
El que tuvo, retuvo, y guardó para la vejez.
El que va acompañado de una linda mujer sabe que los amigos hallados en la calle tienen siempre más cosas que decir que cuando vamos solos.
El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir.
El razonar riguroso y preciso es el único remedio universal válido para todas las personas y disposiciones.